Rancagua, octubre de 2025.— En el Pequeño Cottolengo, los días se llenan de música, risas y sol gracias a la energía y corazón de Alonso Zúñiga, joven funcionario del área de talleres, que con su acordeón y guitarra entrega momentos de emoción y esperanza a los niños y residentes del hogar.
Cada jornada al aire libre se transforma en una pequeña fiesta. Alonso, con su talento y buena onda, invita a disfrutar de los sonidos del folclor y la música popular, que hacen vibrar a quienes lo escuchan. Para muchos, estas melodías son una bocanada de alegría que rompe la rutina y trae recuerdos de tiempos felices.
Los funcionarios del Pequeño Cottolengo se suman a esta hermosa iniciativa, acompañando a los residentes en sus paseos y compartiendo un espacio de cariño, respeto y contención. Es un gesto que refleja el espíritu solidario de quienes trabajan día a día entregando amor a los más necesitados.